Si el aspecto de tu piel te acompleja, una alternativa efectiva es sin duda, el peeling químico. El peeling es un tratamiento dermatológico que consiste en la aplicación tópica de un preparado químico que «pela y descama», las primeras capas de la piel.
El peeling puede ser superficial, medio o profundo y de distintos tipos, según el ácido que se use y dependiendo del tipo de piel y problema a tratar. Por eso antes has de informarte con un dermatólogo o alguna cosmiatra profesional.
Al exfoliarse la cara y desprenderse de sus células muertas, la nueva piel regenerada, se verá más lisa y suave, y con menos marcas, manchas, cicatrices y arrugas finas. Con arrugas ocasionadas por el sol y el paso de los años, da muy buenos resultados el ácido retinoico en crema o solución (en concentraciones que van del 3 al 5%).
Los peelings químicos mejoran el aspecto mate u opaco de la piel, y también son útiles para mejorar el exceso de seborrea (grasa en la piel) o ciertos tipos de acné, así como los poros dilatados. En estos casos se suele usar ácido salicílico o pirúvico.
Por el contreario, para tratar las marcas y cicatrices ocasionadas por el acné es muy efectivo el peeling con ácido tricloroacético,. Es importante que sepas que sentirás cierta sensación de calor o picazón durante el procedimiento.
El cosmiatra te indicará que puedes hacer para reducir la inflamación y humectar la piel, siendo fundamental la utilización de protección solar. Además es recomendable hacérselo en invierno que hay menos luminosidad y ante todo ser muy precavida e informarse antes de realizarse este procedimiento, especialmente si eres de las que tiene la piel sensible y seca.
La piel después del peeling te queda eritematosa (ligeramente quemada), y tras las horas empiezas a percibir la descamación celular. Así que ni se te ocurra hacértelo antes de un evento social, porque tendrás que esperar un tiempo y tal vez varias sesiones, hasta que tu piel se vea hermosa y espectacular.
Vía: Dermoestetica